No hay nada más engorroso que estar en pleno verano, con mucho calor y traer encima un gripón, de aquellos que te tiran a la cama. Y te impiden disfrutar adecuadamente de las actividades al aire libre de la temporada estival.

Aunque las infecciones respiratorias son mas frecuentes en otoño e invierno, la primavera y el verano no están exentas de este tipo de infecciones. Y aunque a muchos les parezca increíble, en el verano las infecciones respiratorias están muy presentes.   

En el verano, hay muchos factores que nos predisponen. El calor, que incrementa la temperatura corporal, la sudoración y la poca ingesta de agua, aunados al estrés que causa en sí mismo el calor, además de las asoleadas y las desveladas, los cambios abruptos de temperatura y los ambientes altamente húmedos. Todo esto provoca que se debilite nuestro sistema inmune.  Y entonces muy fácilmente caemos en las garras de una infección respiratoria.

¿Qué hacer para prevenirlo?

Tomar suficiente agua para mantenerse adecuadamente hidratado. No sustituir el agua por refrescos u otro tipo de bebidas. Y aunque suene muy trillado, es necesario comer frutas y verduras de temporada, para fortalecer con sus vitaminas nuestro sistema inmunológico. No abusar de las desveladas y dormir lo suficiente, para darle a nuestro cuerpo la oportunidad de reponerse. No olvidar que lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente, es una de las grandes medidas para prevenir enfermedades.

En las actividades al aire libre, evitar las largas exposiciones al sol, no solo por las quemaduras que puedan resultar, sino por otras complicaciones graves que puede acarrear la exposición excesiva al sol.

Por último, no estaría nada mal comprar un frasco de vitaminas y tomarlas diariamente.